Mensaje apostólico a la Iglesia Universal

Los Ángeles California , Marzo 20, 2022

Con atención recibe la Iglesia de Universal el mensaje que el Apóstol de Jesucristo envió a la Iglesia Universal.

Se mantiene Unida en esa hermosa enseñanza de orar por las autoridades de amar y respetar a todas las personas, no pagar mal por mal sino que en oración sigamos adelante sirviendo al Señor.

Lectura de la carta del apóstol Naasón Joaquín por el ministro P.E. Rogelio Rojas.

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Mensaje apostólico domingo 20 de marzo de 2022 por el ministro P.E. Benjamin Chávez Joaquín

La iglesia en su transitar en el tiempo no solo en el pasado, sino también en época actual se ha identificado ante la sociedad de una forma muy singular, esto es por sus obras, su comportamiento y sus acciones
En muchos casos esta forma de vida ha sido reconocido y apreciado por los hombres, en otras ocasiones ha sido juzgada y señalada también por los mismos hombres, algunos han cuestionado desde la distancia a la iglesia en conjunto, pero las obras de cada uno de los miembros de la iglesia del señor en su vida recta, su conducta comprometida con el mensaje de Cristo, su hablar es responsable y su testimonio verdadero, hacen que las personas nos vean a través del testimonio de sus miembros como una iglesia buena y hacedora de buenas obras.

En algunos momentos de nuestra historia hemos vivido situaciones difíciles en la vida, como cuando sufrimos injusticias de parte de nuestros propios con ciudadanos, discriminación, menosprecio, persecuciones, violencia verbal o física, señalamientos infundados, y cosas semejantes a estás
El mundo está acostumbrado a que lo que da eso recibe, siguiendo esa forma de pensar ellos esperan una respuesta proporcional de parte nuestra a sus malos tratos, es decir;

  • Nos ofenden y esperan respuestas de ofensa nuestra.
  • Ellos nos desprecian esperan desprecio de nosotros
  • Ellos nos maldicen, esperan maldición de nosotros
  • Pero la iglesia es diferente el mundo, Dios nos ha distribuido de entre todo el mundo mediante su enseñanza, nuestro maestro y señor, el fundador de nuestra iglesia; Jesucristo, nos enseñó;
  • a perdonar a nuestros enemigos,
  • a orar por ellos,
  • a bendecir a los que nos maldicen y ultrajan

Quiero que la iglesia recuerde, mantenga y sostenga siempre nuestros principios cristianos; el respeto, la fraternidad cristiana, la solidaridad, la verdad, la honestidad.

En mi carta del 31 de diciembre pasado les mencione; el cristiano no responde mal por mal, ni maldición por maldición, sino que sabe responder con virtud, conforme la fe nos ha enseñado, a través de nuestras obras con buenas acciones.

Sin duda muchos nos han atacado en las redes sociales, mucha gente nos ofende, se burla de nosotros, otros obrando con un nivel mayor de maldad nos provocan, esperando quizás qué al colmarnos de ofensas e insultos, logren provocarnos en su amargura, con el fin de que nosotros contestemos de la misma forma
Pero nosotros tenemos una forma distinta de responder; Un refugio para desahogarnos y encontrar seguridad, dónde podemos dejar todo lo malo que está carne quiere acumular, ese lugar de refugio y desahogo es la oración, tenemos un desahogo muy bonito, un refugio que el mundo no tiene, es nuestro Dios.


La oración es la oportunidad que Dios nos da para poder platicar con él y es ponerle nuestras penas, a diferencia del mundo a nosotros no solamente nos oye Dios, a nosotros Dios también nos contesta, No solamente nos Oye, no solamente nos escucha, nos responde, haciendo que su gratitud venga a morar en nosotros y entonces, no solamente nosotros encontramos un desahogo en la oración, también encontramos;

  • la paz,
  • el consuelo,
  • la confortación,
  • la fuerza espiritual que necesitamos para seguir adelante

Así es que, aunque algunos nos insulten, aunque las personas nos ofenden, aunque las personas deseen provocarnos para que nosotros contestemos de la misma forma, la iglesia no debe olvidar que; a diferencia de ellos tenemos una identidad diferente, somos hijos de Dios.


Como hijos de Dios, tenemos una enseñanza muy hermosa y el ejemplo de nuestro Señor y si alguien me ofende y me agrede verbalmente; mi respuesta como hijo de Dios es decirle; “Dios te bendiga”
El hijo de Dios no es rencoroso, no guarda en su corazón de resentimientos, ni odios, mucho menos venganza, a nosotros no nos corresponde eso.

Cuando nosotros decimos a las personas que nos ofenden “Dios te bendiga” nuestro Dios a nosotros nos promete algo.
Cada vez que nosotros teniendo la posibilidad de responder mal por mal, elegimos responder con bien, en ese momento no solamente bendecimos a nuestros enemigos, sino que no permitimos que nuestra mente se llene de odio, de coraje, de ira, de amargura, y libramos nuestro corazón del mal.


Entonces Dios nos promete qué de su parte vamos a recibir bendición, esto no lo puede recibir el hombre común, porque solamente lo reciben los hijos de Dios a través de la obediencia a su palabra.


Dentro de esta enseñanza cristiana qué es el respeto, tenemos un aspecto muy importante, el respeto a nuestras autoridades y sus instituciones, y yo quisiera que la iglesia sigua respetando y orando por el juez que lleva mi caso, y a la fiscalía que me está acusando.


Si, humanamente podemos experimentar sentimientos de coraje, ira, enojo, pero recordemos nuestra enseñanza; “airaos, pero no pequéis, ni deis lugar al diablo”
Recurramos a la oración y entonces en ella encontraremos nuestro refugio y desahogo, tras el desahogo encontraremos el consuelo de Dios y su ayuda.


Hermanos míos yo les invito a obedecer su palabra, nuestra doctrina nos enseña a no responder mal por mal, ni acumular odios, resentimientos, irá en nuestro corazón, mucho menos sentimientos de venganza, nuestro deber es respetar y orar por las autoridades que Dios ha tenido a bien permitir en cada lugar, pedir que Dios les bendiga que su obrar siempre sea apegado a la ley.


A los hermanos que llevados por la carnalidad han querido seguir viendo lo que algunas personas siguen poniendo en internet, en ofensas a mi persona o a la iglesia, una vez más les vuelvo a decir; “que el que se mete al lodo se ensucia de lodo” no podemos nosotros pisar el lodo y decir; No, no me voy a ensuciar porque yo soy limpio, no, aunque tú seas limpio si pisas el lodo te vas a ensuciar, porque el lodo mancha, porque lodo ensucia, porque el lodo se pega nuestra piel, a nuestra ropa, y por muy limpios que estemos nosotros al pisar ese lodo nos vamos a manchar.


Así es que los hermanos que dejándose llevar por su carne, por su curiosidad, o por el morbo, o por el coraje, también siguen observando esas páginas… yo les invito a que dejen de hacerlo, a qué ignoremos a esas personas que nos han estado ofendiendo.

Ellos buscan compartirnos algún resentimiento, odio, coraje de alguna venganza que ellos tienen y viven del día a día, del cual nosotros no podemos ser parte de ellos.


Los que van a atender mis palabras “LOS QUE VAN A ATENDER MIS PALABRAS” estoy seguro y confío que se retiraran de estar observando esas páginas y de estar escuchando esas ofensas, y si alguna vez nos encontramos en la calle a alguno de ellos y nos ofenden; nosotros únicamente le diremos “Dios los bendiga”
A nosotros nos bendecirá Dios, no esperamos que ellos nos bendigan algún día, no, nunca lo van a hacer, pero si esperamos que de Dios todos los días recibamos sus bendiciones y solamente atendiendo su palabra lo podemos lograr.


Así es que yo invito a la iglesia para que no vemos a esas personas, no caigamos en sus provocaciones qué es lo que quisieran ellos para vernos igual que ellos, no, no somos igual que ellos, Nosotros somos “hijos de Dios”.


Y aunque es verdad que somos perfectibles como hijos, seguimos teniendo ese abogado que intercede día a día por nosotros ante el padre, a Jesucristo Nuestro Señor y Redentor
Puede haber alguna demostración de ira o de coraje de otros durante el desarrollo de mi caso, pero tengo la plena confianza de que la iglesia es respetuosa, y lejos de insultar por internet, ofender o agredir verbalmente al juez que lleva mi caso, o a la fiscalía que me acusa, confiamos en la ley, en la justicia qué es buena, y pidamos a Dios bendición por ellos. Para que, al obrar apegados a la ley, se haga realmente esa justicia cómo se debe de hacer.


Si queremos que Dios nos ayude tenemos que obedecer su palabra, “Si queremos que Dios nos ayude tenemos que obedecer su palabra” Porque obedeciendo esa palabra es como nosotros recibimos la bendición de Dios.


Esto es lo que nos distingue; nuestras enseñanzas, nuestros principios, nuestras convicciones, así es que; si en el desahogo del proceso hay enojo o irá, no será a través de insultos, no será a través de las maledicencias, de corajes o de odio que manifestamos nosotros nuestra inconformidad, sino que le pediremos a Dios que los bendiga.


Sigamos orando, reforcemos nuestras oraciones, esperando que Dios obre favorablemente porque lo ha estado haciendo, así es que nosotros más que nadie, sabemos que él nos ha cuidado, que él nos ha protegido, que él nos ha amparado y a pesar de los sufrimientos que hemos vivido, Dios nos ha protegido

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