Día 29 de julio del 2019
“A la iglesia bendita de Dios, gracia y gloria de Jesucristo, hoy desde mis prisiones elevó mi vista a Dios y contempló su gloria santa, su gloriosa potestad y su misericordia abundante, ni las paredes ni las rejas, impiden qué yo siga sirviéndolo y amándolo, nada ni nadie detiene mi amor a mi Señor Jesucristo.”
Porque las cosas que hacemos en la iglesia no las hacemos por tradición, no las hacemos por costumbre, más por enseñanza conforme Dios nos lo va revelando a nosotros, así os lo damos a conocer, para que cada vez valoreis más estas bendiciones de Dios.
No hay clases, no hay niveles, ni hay posiciones económicas, todos tenemos un solo valor delante de Dios, y delante de Dios, hoy venimos a celebrar una vez más la muerte de su hijo amado Jesucristo, llegareis con los pies cansados, por las Batallas libradas durante todo este año, con las manos heridas por las espinas, de la dura lucha, con lágrimas en los ojos por el dolor parecido en este tiempo, yo quiero seguir el ejemplo de mi maestro Jesucristo, vuelvo a repetirte hoy en este lugar no hay naciones, hoy en este lugar no hay color de piel, hoy en este lugar, no hay posiciones políticas o económicas, hoy en este lugar reina el amor de Dios, porque aquí han venido únicamente los hijos de Dios, iglesia del Señor, amigos invitados, esta es la fiesta más grande de toda la tierra, seáis bienvenidos en el nombre de Cristo Jesús, así es que podemos decir con libertad, este es nuestro verdadero hogar.