Cuando pensamos en el Monte de los Olivos, nuestra mente viaja inmediatamente a la pasión de Cristo: la agonía en Getsemaní, la traición de Judas y la Ascensión. Sin embargo, exploradores de la geografía bíblica y expertos en raíces hebreas, como Steven Arik Barel, han planteado una conexión fascinante que cambia nuestra comprensión de la historia sagrada: ¿Y si el Monte de los Olivos es, geográficamente, el mismo lugar donde estuvo la entrada al Jardín del Edén?
Acompáñanos en este recorrido histórico y espiritual para descubrir por qué este monte es el epicentro de la historia de la salvación.
El Epicentro de la Creación y la Redención
La Biblia no es un libro de historias dispersas; es un círculo perfecto que se cierra donde comenzó. Según diversas investigaciones teológicas y arqueológicas, existe una fuerte evidencia de que la topografía de Jerusalén —específicamente la línea entre el Monte Moriah (el Templo) y el Monte de los Olivos— corresponde a la geografía del Edén original.
Steven Arik Barel ha destacado en sus videos cómo los patrones bíblicos apuntan a que los eventos más trascendentales ocurren en el mismo código postal espiritual.
1. La Conexión del “Oriente” (El Este)
El libro de Génesis nos dice que, tras la caída del hombre, Dios colocó querubines al oriente (al este) del huerto del Edén para guardar el camino al árbol de la vida (Génesis 3:24).
Si observamos Jerusalén:
• El Templo (la casa de Dios) miraba hacia el Este.
• Justo enfrente, al Este del Templo, se alza el Monte de los Olivos.
• Esto sugiere que el Monte de los Olivos era la “antesala” o la entrada antigua a la presencia directa de Dios (el Edén/Moriah).
2. Donde entró la Muerte, entró la Vida
La simetría divina es asombrosa. Si aceptamos la premisa de que esta zona geográfica corresponde al Edén:
• En un huerto (Edén), el primer Adán desobedeció y trajo la muerte.
• En un huerto (Getsemaní, en el Monte de los Olivos), el postrer Adán (Jesús) obedeció hasta la muerte y trajo la vida.
Es conmovedor pensar que Jesús eligió el Monte de los Olivos para su momento de mayor angustia no por casualidad, sino porque estaba regresando a la “escena del crimen” original para revertir la maldición.
3. La Sangre que rompe la Maldición
En el Edén, Dios dijo a Adán: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan”. En el Monte de los Olivos, Lucas narra que el sudor de Jesús se convirtió en grandes gotas de sangre.
Jesús estaba pagando el precio de la caída humana exactamente donde la humanidad cayó, revirtiendo el sudor del esfuerzo humano con la sangre del sacrificio divino.
El Futuro: El Regreso del Rey
Las investigaciones presentadas por expertos como Arik Barel no solo miran al pasado, sino al futuro. La profecía de Zacarías 14:4 es clara:
“Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el Monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente…”
¿Por qué Jesús regresa a este monte específico? Porque es Su propiedad. Es el lugar de Su partida (La Ascensión, Hechos 1) y será el lugar de Su retorno. Si este lugar fue la puerta del Edén, su regreso simboliza la reapertura definitiva del Paraíso para los creyentes.
El Monte de los Olivos no es solo una colina llena de árboles antiguos y tumbas; es el testigo silencioso del “Alpha y Omega” de la tierra. Desde la expulsión de Adán hasta la Segunda Venida de Cristo, este lugar geográfico une los dos extremos de la eternidad.
Tema: Geografía Bíblica y Profecía






