El evangelio que enseñó Jesús para la salvación del alma y los datos más relevantes de su vida

El evangelio que enseñó Jesús, es el corazón de la fe cristiana. Es un mensaje de amor, perdón y redención, que ofrece la salvación del alma a todos los que creen en Él.

A través de sus enseñanzas, vida, muerte y resurrección, Jesús trajo un mensaje de esperanza para la humanidad. Este artículo explora los principales aspectos del evangelio de Jesús y los hechos más significativos de su vida según los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan.

La Buena Noticia: El Reino de Dios

El centro del mensaje de Jesús fue el Reino de Dios. En repetidas ocasiones, Jesús anunciaba que “el reino de Dios se ha acercado” (Marcos 1:15). Este reino no era uno terrenal ni político, sino un reino espiritual donde Dios reina sobre los corazones y vidas de aquellos que lo siguen. El mensaje de Jesús sobre el reino está lleno de esperanza para los pobres, los marginados y los pecadores. Les ofreció la posibilidad de reconciliarse con Dios y ser parte de su reino mediante el arrepentimiento y la fe en Él.

En Mateo 6:33, Jesús dijo: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas“. Aquí, el Maestro enfatiza la prioridad del reino en la vida de sus seguidores. Este llamado a la fe y al arrepentimiento es central para la salvación del alma, ya que el ser humano, al apartarse del pecado y volverse hacia Dios, encuentra redención.

La Salvación por la Fe en Cristo

El evangelio de Jesús enseña que la salvación no se alcanza por obras o méritos humanos, sino por la fe en Él. En Juan 3:16, uno de los versículos más conocidos de la Biblia, Jesús declara: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna“. Este versículo encapsula el núcleo del evangelio: Dios, en su gran amor, envió a Jesús al mundo para salvarlo. Aquellos que creen en Jesús como el Hijo de Dios reciben el don de la vida eterna.

Además, en Juan 14:6, Jesús afirma: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí“. Este pasaje deja claro que la única forma de reconciliarse con Dios y recibir la salvación es a través de Jesús. Su sacrificio en la cruz y su resurrección tres días después de su muerte constituyen los eventos fundamentales que permiten que los creyentes sean perdonados de sus pecados y tengan acceso a la vida eterna.

El Amor y el Perdón como Elementos Claves

Otro aspecto esencial del evangelio que enseñó Jesús es el amor y el perdón. Jesús enseñó que el mandamiento más grande es amar a Dios con todo el corazón y amar al prójimo como a uno mismo (Mateo 22:37-40). Este amor incluye a los enemigos, como lo expresó en el Sermón del Monte: “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44).

El perdón es también un elemento clave. Jesús llamó a sus seguidores a perdonar de la misma manera en que ellos han sido perdonados por Dios. En el Padre Nuestro, Él enseña a orar diciendo: “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mateo 6:12). El perdón que Dios ofrece a través de Jesús no tiene límites, y así también debe ser el perdón que el creyente ofrece a los demás.

La Vida de Jesús

Jesús nació en Belén, en circunstancias humildes, como hijo de María y de José, quienes eran descendientes del rey David (Lucas 2:1-7). Su nacimiento fue anunciado por ángeles a pastores, y los magos del oriente vinieron a adorarle, reconociendo que había nacido el “Rey de los judíos” (Mateo 2:1-12). Aunque vivió una infancia relativamente tranquila, su familia tuvo que huir a Egipto para protegerlo del rey Herodes, quien buscaba matarlo (Mateo 2:13-15).

Jesús comenzó su ministerio público a los 30 años, después de ser bautizado por Juan el Bautista en el río Jordán (Lucas 3:21-23). Durante su bautismo, el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma de paloma, y una voz del cielo declaró: “Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia” (Lucas 3:22). Este momento marcó el inicio de su misión.

A lo largo de su ministerio, Jesús realizó numerosos milagros, como sanar a los enfermos, resucitar a los muertos y alimentar a miles de personas con unos pocos panes y peces (Mateo 14:13-21). Estos milagros no solo demostraron su poder divino, sino que también fueron signos de la compasión y el amor de Dios por la humanidad. Además, Jesús enseñó en parábolas, usando historias sencillas para explicar verdades profundas acerca de Dios y su reino.

La vida de Jesús culminó en su entrada triunfal en Jerusalén, donde fue recibido como rey, aunque pocos días después fue arrestado, juzgado y condenado a morir en la cruz. Sin embargo, su muerte no fue el final. Al tercer día, resucitó, venciendo la muerte y ofreciendo la promesa de la vida eterna a todos los que creen en Él (Mateo 28:1-10).

La Resurrección: El Sello del Evangelio

La resurrección de Jesús es el evento más crucial del evangelio, ya que valida todas sus enseñanzas y promesas. Como se narra en los Evangelios, el tercer día después de su crucifixión, Jesús resucitó de entre los muertos, apareciendo a sus discípulos y a muchas otras personas. La resurrección no solo demuestra que Jesús es el Hijo de Dios, sino que también garantiza la victoria sobre el pecado y la muerte para sus seguidores.

El apóstol Pablo explica la importancia de la resurrección en 1 Corintios 15:17: “Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados”. La resurrección es el sello de la promesa de salvación. Gracias a ella, los creyentes tienen la seguridad de que, así como Jesús venció la muerte, ellos también resucitarán para vivir eternamente con Dios.

El evangelio que Jesús predicó es un mensaje de amor, perdón y esperanza para todos. Su vida y enseñanzas, tal como se narran en la Biblia, ofrecen un camino hacia la salvación del alma, basado en la fe en Él. Jesús no solo proclamó el Reino de Dios, sino que también mostró el camino para entrar en él: a través del arrepentimiento, el perdón y la fe en su obra redentora en la cruz. Su resurrección es la garantía final de la victoria sobre la muerte y la promesa de la vida eterna para todos los que creen en Él.

Publicado por Lldmnow